El juez en lo civil de Luque, Enrique Sanabria Torres, explicó ayer los alcances de la resolución que emitió, ordenando a la Aduana, despachar un vehículo importado. Negó que haya ordenado una supuesta “entrega forzosa” al importador; sin embargo, obligó al transportista a ceder el conocimiento de embarque para el correspondiente trámite aduanero.
–¿En qué consiste su resolución, juez?
–La resolución judicial consiste solamente en el despacho de la mercadería, que está en la Aduana, y después se iba a disponer lo que corresponde, no la entrega (directa al importador).
–Pero normalmente un despacho aduanero autoriza la entrega de la mercadería.
–Pero yo no entregué la mercadería (un automóvil).
–Después del despacho, ¿usted y iba a resolver otra cosa más?
–Iba a resolver si quedaba en depósito. El único objetivo de la medida es el despacho, porque el costo de tener estacionado (el vehículo en el puerto) es de 100 dólares por día y también la Aduana –después de un tiempo– lo puede bloquear si no se paga el despacho, y yo emití esta resolución para precautelar los intereses del fisco y del justiciable (importador). Aparte, se presentó un depósito de 38 millones de guaraníes, más una fianza de carácter personal para garantizar el resto.
–Los denunciantes sostienen que algunos importadores (generalmente casuales) solicitan medidas administrativas y/o cautelares, sin presentar el conocimiento de embarque.
–Yo mandé entregar el conocimiento de embarque para que el importador vaya a despachar la mercadería.
–Pero el conocimiento de embarque solo puede pasar a manos del destinatario de la mercadería luego de haberse abonado al proveedor (exportador) y al transportista, que es lo que se habría saltado.
–Pero yo no entregué la mercadería así como salió en el diario, que es lo que yo objeto, porque no es verdad; y lo que más me agravia es que se cree que hay coima de por medio. El vehículo cuesta 10.000 dólares, o sea, 40 millones de guaraníes, y qué coima voy a recibir de eso. Aparte, se depositó una caución de 38 millones de guaraníes en el banco para cubrir la parte del flete, que es más caro que el propio automóvil.
