Publicada en ABC Color el miércoles 18, página 40

Aberrante - Opinión de la periodista Magdalena Benítez

 

 

 

Obs. La publicamos con la autorización correspondiente. 

 

Aberrante

 

La situación que se presenta en las municipalidades de  Luque y de Corpus Christi (Dpto. de Canindeyú), con la complacencia de  jueces electorales que avalan la violación del Código Electoral, la Constitución Nacional, Carta Orgánica Municipal y otras normas, solo puede calificarse como una tremenda aberración.

En Luque, un grupo de concejales karjallistas (cuatro colorados y un liberal), liderados por el titular de la Junta Municipal, Rubén González Chaves (hijo del presidente de la Cámara de Senadores, Oscar González Daher), transgredieron el Código Electoral, la Constitución Nacional, Ley 3966/2010 “Carta Orgánica Municipal y el reglamento interno del deliberativo comunal para lograr la designación de César Chiola como reemplazante del ex intendente Raúl Vicente Karjallo (ANR), quien renunció para buscar su reelección.

Para conseguir el quórum necesario para la sesión extraordinaria del pasado  4 de agosto de 2010, los cinco ediles karjallistas les hicieron jurar a tres concejales suplentes, todos colorados. Posteriormente, le eligieron a César Chiola.

Los concejales del bloque opositor (compuesto por un patriaqueridista, cuatro liberales y dos colorados) no fueron convocados para la sesión.

Al día siguiente, el 5 de agosto, González Chaves le informó por nota a su correligionario “desleal” Ricardo Núñez que “ya no es miembro de la Junta por faltar a la sesión extraordinaria realizada el 4 de agosto. Le avisa que en su reemplazo juró Celso Catalino Cáceres Rojas (ANR).

Con la destitución de Núñez, los oficialistas también “anularon” a dos miembros de la bancada colorada que no comulgan con el movimiento liderado por el senador González Daher e instalaron en Junta Municipal a correligionarios “serviles”.    

El Art. 163 del Código Electoral expresa claramente que “en caso de renuncia, inhabilidad, muerte o permiso de un miembro ya incorporado, lo sustituirá aquel que en la lista respectiva de suplentes de su partido o movimiento político figure en el orden de prelación”.

La actitud totalitaria y delirante de la bancada oficialista de la Junta, que responde directamente al actual presidente de la Cámara Alta, Oscar González Daher, es alentada por las autoridades de las instituciones que están obligadas a hacer cumplir las leyes inherentes a la designación de autoridades comunales, elegidas por voto popular. El viernes 13 de agosto, la presidenta del Tribunal Electoral de la Capital, Primera Sala, Patricia Blasco, validó la sesión en la que fue electo César Chiola (ANR).

En Corpus Christi, el tribunal electoral de Ciudad del Este, integrado por los magistrados Benicio Rodríguez (presidente), Francisco José Zacarías Cubilla y Carmen Sánchez, también falló a favor de violadores del Código Electoral, la Constitución Nacional, y demás normas vigentes que regulan el funcionamiento de las municipalidades y las juntas municipales. En la ciudad canindeyuense, en forma insólita, cuatro concejales colorados le destituyeron nada más y nada menos que a SIETE de sus colegas y los reemplazaron por los suplentes.

Según la Resolución Nº 3/2010 del pasado 11 de marzo, la Junta Municipal, con apenas cuatro titulares de 12 con que cuenta, convocó a una sesión extraordinaria en la que resolvió “disponer la suspensión definitiva de sus funciones a los siete concejales titulares. El considerando señala que la destitución de la mayoría de los miembros es por “reiterada inasistencia sin justificación”.

La verdad de la cuestión es que los ediles oficialistas, al no tener votos suficientes para elegir a un “colorado fiel” en sustitución del ex intendente Vicente Riveros (ANR), protegido del diputado Herminio Dávalos, decidieron “maniobrar”. Riveros, cuya gestión está plagada de irregularidades, renunció para buscar el rekutu.

Precedentes de este tipo se constituyen en caldo de cultivo para que los políticos con complejo de totalitarios hagan lo que se les antoja en sus feudos, pisoteando las leyes, avasallando las instituciones y torciendo el derecho soberano del pueblo de elegir a sus autoridades.

Con esta actitud, los colorados demuestran que ni un poco sienten la supuesta “llanura”. Es más, desde el sonado pacto que hicieron  con el presidente Fernando Lugo, se llenaron de una peligrosa “ínfula” antidemocrática.

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