Luqueño le robó el libreto a Cerro Porteño

PUBLICACIÓN DEL DIARIO ABC COLOR

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El equipo auriazul le tejió una fina telaraña a un Cerro Porteño que se dejó atrapar hasta si se quiere cándidamente.

En la pulseada táctica, Félix Darío León sacó provecho de su mayor fogueo, cuando entre los equipos en pugna, hay una paridad tanto en lo individual como en  colectivo.

¿Cuál fue la piedra angular donde descansó el edificio futbolístico que plasmó en la cancha Luqueño? Muy simple. Superpobló el medio sector con un quinto volante: César Cáceres Cañete. Robles y Abente, ambos de notable practicismo y eficacia, primordialmente en la complementaria, fueron los volantes centrales. Soria jugó por fuera por derecha y Raponi lo hizo por izquierda. Los dos alimentaron a los de mayor avanzada. Cáceres Cañete y Roberto Gamarra. Si a todo ello le adosamos la solvencia en el fondo empezando con Tobías Vargas en el arco, nos encontramos con un Luqueño prácticamente sin fisuras del medio para atrás. Es cierto, Cerro Porteño esgrimió un mayor protagonismo en la primera fracción. Sin embargo, fue el auriazul que generó dos situaciones claras para concretar. Diego Barreto, para entonces, se erigía en la gran figura. En la complementaria, Luqueño pasó a ser protagonista por actitud y fútbol. Los dos goles que vinieron después fueron efecto de causa.

Mario Grana debe corregir funciones. Édgar Benítez no es creativo para ser cuarto volante. Tiene dos candidatos para ese puesto. Fabro o Dos Santos, quien como volante central, lejos del arco, es un desperdicio. Fabro muy arriba y de espaldas al arco no aporta acorde con el talento que posee. Es decir,  no se está optimizando la capacidad de los dos jugadores más talentosos que Cerro posee. Luqueño le escamoteó el control y administración de la pelota y lo dejó desnudo, sin argumentos. Esa es la parte grave.
6 de Febrero de 2012 00:00
 

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